Vivir en la Costa del Sol y en la zona de La Alcaidesa, supone todo un placer tanto para los amantes del mar como para los que prefieren la naturaleza del campo.

Para estos últimos, una de las cosas que pueden encontrar es un auténtico paraíso de setas. Y es que un simple paseo por estos bosques, puede despertar la curiosidad y admiración de cualquiera.

Bosques llenos de colorido

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Las condiciones climáticas de esta zona favorecen la aparición de numerosas especies forestales que se convierten en un gran atractivo.

Extensos bosques de quejigos, alcornoques, acebuches y pinares costeros dan sobra a un gran número de hongos, cada vez más valorados en esta zona. Éstos se dejan ver durante todo el año, pero es en otoño cuando más abundan, tanto por la calidad como por la diversidad de especies, que llenan de colorido estos bosques.

Además, cada año se organizan jornadas micológicas, para que los interesados y amantes de la naturaleza aprendan todo lo necesario de estos hongos.

Cuando las condiciones climáticas de una temporada lo favorecen, se puede encontrar una treintena de especies comestibles que, unidas a las venenosas, convierten el bosque en una preciosa alfombra coloristas. Muchos de ellos adquieren un elevado valor en el mercado, ya que también tienen un alto valor culinario.